El archipiélago de Fernando de Noronha tiene 26 km cuadrados de
superficie, donde habitan unas tres mil personas. Es una de las mejores
islas de Brasil y del mundo según diferentes rankings. Situada al nordeste del país, y a 350 km de Natal, el día a día tranquilo del visitante pasa entre bañarse con tortugas, mantas, tiburones y peces de colores, así como ver centenares de delfines que se acercan a esta reserva natural a descansar. Un destino turístico que ha sabido mantener el delicado equilibrio entre la protección del entorno y la visita de turistas de todo el mundo. Su escuela, que EducaconTIC ha visitado, es un ejemplo de espacio de interacción socio comunitaria.
Aquí siempre tienes la sensación que los días pasan volando y que faltarían tres días más para disfrutarla mejor. En temporada baja, los precios casi caen a la mitad, las playas están literalmente desiertas y a pesar de trombas de agua esporádicas, es una época ideal para conocer un poco más la realidad y el día a día de un paraíso así. Y una de las mejores formas era conociendo la escuela, que en este caso es un auténtico centro cultural y espacio de interacción socio comunitaria.
No me permitieron realizar fotos dentro de las instalaciones, así que solamente tengo unas del edificio y otras del entorno de la isla, que como fotos son más atractivas :)
La única escuela de la isla, cuenta con 400 alumnos divididos en 3 turnos (mañana, tarde y noche) y además funciona como centro comunitario con diferentes tipos de actividades para los habitantes de la isla.
Tiene una plantilla de unos 48 profesores, prácticamente todos venidos del continente. Cada uno, llega con un contrato de 6 años, y pasado este tiempo deciden si continuar o no. Pocos son los que se quedan por más tiempo, afectados por lo que llaman “neuronha”, esa sensación de lugar pequeño sin mucha actividad que llega a cansar a los que no han nacido allí. Pero también ha habido casos de profesores que no han aguantado ni 3 días, y es que lo que parece un paraíso como turista, buceando, nadando o disfrutando del aire libre, puede ser un choque considerable si se viene de una gran ciudad sin conocer muy bien la realidad del lugar.
Si bien esta rotación de profesorado podía parecer un hándicap, los profesores comentaron que con 4 o 5 años tienen tiempo suficiente para organizarse y desarrollar proyectos y que no tienen problemas en ese sentido.
En cambio, la isla recibe una inversión por parte del gobierno, proporcional al número de habitantes de la región y esto les deja en inferioridad de condiciones que a otros territorios, ya que los recursos destinados a ciudades pequeñas son muy escasos, pero además aquí no se pueden desplazar a ningún otro lugar para compartirlos, si no es en avión. Esto obliga a los profesores a estar continuamente ideando proyectos con colaboración con empresas, universidades y organizaciones que les ayuden financieramente.
En estos momentos estaban desarrollando un proyecto de arqueología para conocer y revivir la historia de la isla, con muchas actividades sobre el terreno. Buscaban restos antiguos, los estudiaban, hacían reciclaje de objetos, y reconstrucción de materiales.
Además, juntamente con las dos grandes organizaciones de defensa de los animales que trabajan en la isla, la escuela participó activamente en la semana de la sostenibilidad - que se celebraba esos días – y sirvió de nexo entre los alumnos y las familias para concienciar a todos los habitantes de la importancia de preservar un entorno excepcionalmente único.
Desde hace poco tienen un laboratorio de química con los instrumentos necesarios, uno de informática y uno de matemáticas. El laboratorio de informática, recién renovado, cuenta con 15 ordenadores basados en Linux y un técnico de soporte, que ayuda al profesor a introducir la tecnología desde los 5 años. De momento, la mayoría de actividades basadas en ofimática. Como mucho, al disponer de tres turnos y solamente esta sala, pueden acceder 50 minutos a la semana, lo que es muy escaso. En cambio, la biblioteca y el polideportivo están muy bien equipados. Así como la gran huerta que cubre todo el alrededor y que además de producir alimentos, es una actividad formativa y curricular excelente.
Los alumnos tienen la alimentación incluida y gratuita, así como el sistema de transporte que los recoge desde los diferentes puntos de la isla. También cuentan con un equipo psicopedagógico completo, que entre muchas otras actividades, da apoyo a los cuatro alumnos con necesidades especiales que atiende la escuela en estos momentos.
La continuidad de los estudios, después de la escuela (y la parte de secundaria que tiene integrada) puede ser a través de tres universidades a distancia que tienen oficina en la isla o bien desplazándose al continente para asistir a otras universidades. Esta es la opción que siguen la mayoría de los jóvenes, yendo a vivir a casa de tíos o familiares de otras ciudades de Brasil. La mayoría de estudiantes, solamente ven como opción de futuro ser guías de turismo en la isla, aunque desde la creación del laboratorio de química en la escuela, muchos ya empiezan a decir que quieren ser químicos, ingenieros, científicos, etc. lo cual enorgullece enormemente a los profesores que dan todo su esfuerzo para vincular los contenidos curriculares con el contexto de la isla y sus recursos naturales.
Para terminar, invitar a todas las personas que visiten la isla que aprovechen para saludar a los profesores de la escuela, que están muy contentos de poder compartir experiencias con personas de otros países. La profesora Aparecida nos respondió todas nuestras preguntas y nos mostró cada una de las áreas de la escuela. Además, cada día hay actividades del proyecto TAMAR que informan sobre la fauna y flora de la isla, así como la posibilidad de participar en las tareas de seguimiento y control de la población de tortugas marinas de la zona. Una excelente forma de combinar las vacaciones en el paraíso y conocer su realidad y sus habitantes.